NOTICIA GRD
Análisis de la eficiencia de los hospitales públicos de alta complejidad en Chile entre 2014 y 2018 – DIPRES
Con una participación de cerca de un 20% sobre el total del presupuesto de la nación, el sector salud representa uno de los componentes más importantes del gasto público. Sustantivamente, su relevancia yace en que provee servicios que impactan directamente la calidad de vida de los ciudadanos. En este contexto, los hospitales de mayor complejidad de la red pública tienen un rol fundamental, tanto por su participación en el gasto como por el gran volumen de atenciones que entregan.
Componentes principales del gasto en los Servicios de Salud, año 2018:
Teniendo en mira el objetivo de la sostenibilidad fiscal y de garantizar una continuidad financiera de los servicios entregados, Dipres estudió con profundidad la eficiencia financiera de estos hospitales. El estudio utilizó una metodología de análisis envolvente de datos (DEA), se utilizaron datos del periodo de 2014 a 2018 y se concentró en los 65 hospitales que en el año 2020 ingresaron al mecanismo de financiamiento hospitalario por Grupos Relacionados por el Diagnóstico (GRD).
Además de realizar la estimación de la eficiencia en costos para este grupo de hospitales, el estudio analizó su importancia en relación con la nueva política de financiamiento establecida. Analizar este cambio del financiamiento es relevante por dos razones fundamentales:
Luego, debido a que el conjunto de hospitales antes señalado, principalmente de alta complejidad, explica en gran proporción el gasto por actividad asistencial dependiente del Gobierno Central, es importante comprender el funcionamiento u operación de estos establecimientos. La tabla que sigue presenta información que permite caracterizar a los 65 hospitales en estudio mediante indicadores del gasto y actividad asistencial.
Del estudio se concluyen las siguientes correlaciones:
Así, en el caso de Chile, los costos son más sensibles frente a un cambio del valor del recurso humano que frente a un cambio en el volumen de la producción.
De acuerdo con el modelo del estudio, la eficiencia en costos promedio para el periodo comprendido entre 2014 y 2018 asciende al 89,4% (es decir, una ineficiencia de un 10,6%; esto quiere decir que, para el hospital promedio, los costos mínimos estimados representan entre un 89,4% de los costos efectivos observados), y tres de cada cuatro establecimientos tiene una eficiencia superior al 86,3%.
El análisis del índice de eficiencia nos señala que la comparación del desempeño hospitalario, así como el desarrollo de medidas tendientes a incrementar la eficiencia del sector, debe tener presente las diferentes características y tipos de hospitales que conforman la red asistencial (clusters). Lo anterior, debido a que los hospitales tienen estructuras productivas y de costos disímiles que no son de su control directo. Se deduce que existen diferencias en la práctica clínica, gestión interna, tipo de mercado en el cual se desenvuelve el hospital y sus insumos productivos, entre otros, que se evidencian en el comportamiento y relación entre los costos, complejidad y volumen de atención o actividad asistencial.
Concluye el estudio con una advertencia: no es trivial lograr que los establecimientos operen en la frontera de mínimo costo. Lo anterior, debido a la complejidad del sector y al carácter centralizado de la estructura del sistema de salud público chileno. El financiamiento por GRD va en la dirección de buscar mejoras continuas y graduales en materia de eficiencia.
El estudio refleja también que cada año el gasto de los establecimientos aumenta en un 2%, luego de controlar por las demás variables. La literatura suele denominar este componente como el efecto de la “tecnología”, el cual refleja un fenómeno común entre los establecimientos, pero que varía en el tiempo. En este sentido, existen diversas hipótesis para interpretar este factor. Una interpretación posible es que existe una pérdida persistente en la capacidad instalada productiva de los establecimientos, es decir, un decaimiento en la tecnología de producción. Lo anterior producto de, por ejemplo, contar con equipos, insumos y prácticas clínicas desactualizadas. Una segunda interpretación, que contrasta con la anterior, sería que este factor refleja un encarecimiento “natural” de la producción producto del incremento esperado del precio de los insumos, de los dispositivos utilizados y/o la inclusión de nuevas prácticas más sofisticadas.
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